Gorjeo

2022-09-03 10:34:40 By : Ms. Lisa Chu

Retrato de Bruno Munari, en los años 70, rodeado de algunas de sus creaciones.

Cuando Bruno Munari (Milán, 1907-1998) visitó Tokio y Kioto pidió dormir en una casa tradicional japonesa. No le costó encontrarla, eso son los ryokanes, los albergues tradicionales del archipiélago. Alojándose allí, observó y anotó: materiales, colores, grosores y olores.

Fue así, desde la observación, como aprendió su lección sobre la casa tradicional japonesa. La que Shinohara actualizó con su Casa-Paraguas —la anterior entrada de este blog—. Este blog ha querido juntar los saberes de dos grandes. Esta es la visión de Munari.

Bruno Munari, el diseñador que creía en la forma perfecta del huevo, "aunque esté hecha con el culo"

Como en el Japón moderno que visitó Munari, en el actual, hay miles de casas de hormigón y grandes edificios en los que se trabaja, pero casi siempre la estancia en la que se duerme sigue siendo la tradicional de madera, paja y papel. Aunque esté en un edificio de hormigón o hierro y acero. ¿Por qué?

La palabra discreción es clave para el bienestar doméstico. Por eso el vestíbulo es minúsculo. Allí no se espera a nadie. Y quien entra, puede llegar hasta el corazón de la vivienda. No hay hipocresía: o dentro o fuera. Munari describió ese espacio de cuatro metros cuadrados como "más psicológico que físico".

En el exterior, Munari anotó que, con frecuencia: "Un arbolito más alto que la pared de bambú forma un motivo de sombras de hojas sobre la pared revocada. La puerta de entrada está escondida por un estrecho seto de ramas secas. Se abre la puerta y uno se encuentra en casa. La entrada tiene el suelo de piedra gris natural donde se dejan los zapatos, y después, sobre un peldaño de madera se encuentran las zapatillas limpias. Si vais a Japón, no llevéis zapatillas: las encontraréis en todas partes, siempre a vuestra disposición".

Este consejo es Munari en estado puro. Hoy, cuando mucha más gente ha visitado Japón, nadie se sorprendería. Él lo hace y convierte la sorpresa en conocimiento y el conocimiento en lo que disfruta compartiendo. Le fascinó ese ejercicio de limpieza —no pisar con las mismas suelas fuera que dentro— que mucha gente ha adoptado.

El interior de la casa guarda varias lecciones. La primera es de proporción y orden: el módulo que se repite está determinado por el tatami en sentido horizontal y por otros elementos modulados en sentido vertical. "El módulo, la prefabricación, la producción en serie y todas las demás innovaciones que predicamos como novedad están ya aplicadas desde hace siglos en la casa tradicional japonesa", anotó Munari.

Que pasó a explicar lo que era el tatami —una estera de paja trenzada muy prietamente, rematada en los bordes con tela oscura, que mide unos 1 × 2 metros: la medida de una persona acostada—. Los tatamis forran el pavimento, por lo tanto, la casa tiene la medida de determinados tatamis. "El espacio habitable se expresa en tatamis".

Otras conquistas japonesas que adelantaron la modernidad fueron los tabiques móviles y la ventana continua. "La casa japonesa tiene todas las paredes interiores móviles, salvo donde hay paredes-armario, y todas las exteriores correderas, —excepto en pocas zonas cerradas para los servicios—. Son casas transformables.

"Tienen prácticamente las paredes y las ventanas donde se quieren. Según el sol, el viento, el frío o el calor, la casa puede organizarse de distintas maneras", anotó Munari fascinado.

"Las puertas correderas y las hojas también correderas de los armarios de pared son de papel montado sobre ligeros bastidores de madera que se deslizan por un canal rehundido en la madera, de apenas 2 milímetros, entre un tatami y otro" 

"Las puertas correderas y las hojas también correderas de los armarios de pared son de papel montado sobre ligeros bastidores de madera que se deslizan por un canal rehundido en la madera, de apenas 2 milímetros, entre un tatami y otro. Las puertas correderas son ligerísimas y se deslizan empujándolas con solo un dedo, sin necesidad de manillas ni cerraduras". "En nuestros países tenemos fuertes puertas con manillas

y cerraduras, con bisagras y cerrojos, y al cerrarlas, se oye un gran ¡pum! Los pasos sobre el tatami pisando en calcetines son también suaves."

El siguiente motivo de fascinación fue la falta de muebles: todo se guarda en los armarios. Se duerme en los tatamis. "El pavimento no es ni frío ni duro".

"La circulación del aire se regula de un modo natural: entra por unas ranuras regulables abiertas en la zona fresca de la casa y sale por otras situadas en la parte de la casa expuesta al sol; entra el aire fresco y sale el caliente". Sostenibilidad, sin nombrarla:

"Puertas y ventanas son lo mismo en estas casas".

"Las maderas y los materiales se utilizan al natural y nunca, salvo casos excepcionales y para ciertos usos, se pintan o se barnizan. Un material natural envejece bien. Un material recubierto de pintura o barniz se altera, no respira. Es falso". Como el acceso, la casa no se impone. Por eso: "En estos entornos tan neutros, una persona destaca y domina".

Para terminar, ¿cuál es la relación de la vivienda con la historia? ¿Cuál su memoria?

Un nicho cuadrado con el suelo más elevado se llama tokonoma, y es una esquina de la casa construida con los viejos materiales de la casa anterior, un nexo con el pasado; "basta una vieja pilastra de madera que todavía esté en buen estado, para acompañarnos en la nueva casa". 

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